Joan C. Sunyol
Su Florentinidad, es muy probable, obtendrá mañana una Liga. Puede ser la tercera en diez ediciones. El FCB presenta el doble en ese periodo. Pobre bagaje, el Madrid ya no va pintando la cara, pero sí sigue controlando la baba del poder, la que alimenta con canapés en el Palco del Bernabéu. El Palco del Bernabéu representa lo peor de nuestra sociedad. El fútbol es negocio, es espectáculo. Da que pensar si realmente lo que vende es que la marca Real Madrid gane Liga y Champions, o si se lo han ganado en el campo. La connivencia, tan oportuna, de decisiones con muy difícil justificación a los largo de la temporada diría que sí, que esto es fútbol, puro negocio, y que RM vende y vende mucho, que como bobos estaremos este fin de semana esperando un milagro en el que Málaga sea Tenerife; la semana próxima esperando que suceda lo esperado y el FCB cierre las puertas para siempre del Calderón; y al fin de semana siguiente rogando por la Santa Madonna de Turín en Cardiff.
Es lo que nos queda: memoria de triunfos y derrotas, resultados que pudieron ser y el desagradable regusto de las ayuditas que siempre llegan, de los mícheles y jeques que se bajan los pantalones, cagaditos, de las flores en el culo que riega el señor Tebas, fachorrón donde los haya. Nadie nos quitará la remontada ante el PSG ni el gol de Messi en el Bernabéu, el gol que ha vendido más dodotis en toda la historia. Pero sí se alimenta el clima favorable al RM, a sus palcos y sus ricachones.
Pero miremos en casa. Porque nuestros palcos tampoco están limpios. Sandrusco Rosell y Josep Maria Bartomeu siempre han estado bajo sospecha judicial. El Presidente del Barça no solo debe ser un Presidente limpio, sino que debe parecerlo. Las elecciones fueron hace dos años y aun quedan unos tres por delante en el que tenemos un presidente inane con carita de 3%.
Los barcelonistas tenemos que exigirles mucho más a la directiva: la Masía es un solar, la política de fichajes ha sido errática, se juega con los tiempos como si nos pusieran zanahorias ante los morros. Es probable que el anuncio de la renovación de Messi se deje para el fin de semana de la final de Champions -el escenario contrario, una no renovación, sería para que dimitiese la directiva en bloque y demostraría poca lealtad por parte de un jugador al que el club le ha dado todo-. Jugar al despiste es de todo menos seny. Hay que recuperar seny y Masía, signos de identidad, hay que recuperar humildad y proteger el juego bello. Hay que ser todo lo contrario al palco del Bernabéu, ese que huele a colonia pero exhala el olor de los billetes gastados, el color de los relojes de oro y más temprano que tarde pasará por los juzgados y, esperemos, el talego.