Ladislao Hernández
No habrá triplete. La malísima primera parte del FCB en Turín tuvo tal peso que resultó definitiva. Los equipos italianos, lo sabemos, son rocosos. La Juve lo fue en el Nou Camp, un equipo poderosísimo atrás, y temible adelante (no tanto en Higuaín achaparrado y lento, pero sí en Dybala elegante y chic). El campo aplaudió a sus héroes: lo merecieron, cayeron con la cabeza alta. Llevamos varios años con la amenaza del fin de ciclo, con el año en blanco que casi nunca llega: hay que remontarse al último año de Rijkaard para localizar un curso sin títulos desde la invención del «círculo virtuoso». Esas cosas, como dice Piqué, escuecen en el culito madridista. Eso sí, el RM sigue con un sembrado de flores en el culito escocido. Cuando el equipo cae con gloria, se aplaude, por supuesto. Con orgullo culé.
Pero aún queda por luchar. Este equipo prodigioso tiene el domingo un examen capital. Es el examen para el que Rijkaard, Guardiola y Tito prepararon al equipo que hoy es responsabilidad de Lucho. Es el momento de dar el zapatazo sobre la mesa, deshacerse de los nubarrones de Turín y pelear una Liga hasta las últimas jornadas. Cerrar el año con Liga y Copa es un año muy muy bueno. Europa añade glamour, prestigio y currículum, pero mandar en el país, viste mucho. Debemos recordar aquellos años ochenta en que un título sabía a gloria. Pero es cierto que tanto le exigimos al FCB que todo lo que no es sextuplete termina por saber a poco.
También es cierto que perder este domingo será casi darse vacaciones anticipadas, desmotivarse y dejar al RM que luche consigo mismo, que la suerte se haga equilibrista y nada sea tan fácil ni la conjunción planetaria arbitral siempre le sea favorable. Luis Enrique haría las maletas y vendría para la final con el Alavés. No es el final que se merece ni el que merecemos.
Hemos ampliado una infografía publicada por Sport, para añadir la pasada temporada, que puede consultar al pie de este artículo donde se puede apreciar la brillante trayectoria del equipo.
Pero no evitemos la autocrítica: hay que mirar a la dirección deportiva y a la directiva. Una directiva plana, sin carácter, elegida por incomparecencia del decepcionante Sandrusco y reelegida por el entusiasmo de 2015, la primera Liga de Lucho. Tenemos una dirección deportiva sin licenciatura. Robert no supera la prueba. Schuster dice que los fichajes de Robert no dan de sí. Sentémonos y repasemos.
Robert Fernández llega al club en el verano de 2015, en un plazo de fichajes prohibido. El club llevaba desde verano de 2014 sin poder fichar (llegaron en aquel plazo Suárez, Bravo, Ter Stegen, Mathieu, Rakitic, Vermaelen, volvió Rafinha, se vino de vacaciones Douglas). Por cierto, ha pasado sin pena ni gloria el hecho de que el RM solo ha sido condenado a no fichar en el plazo de invierno 2017, el más reciente. El FCB se chupó el doble.
Aquel verano de 2015 el FCB no pudo reforzarse. Fichó a Aleix Vidal y Arda Turan, que descansaron hasta enero 2016, momento en que pudieron debutar con el equipo. No sabemos a ciencia cierta si esos fichajes se le deben imputar a Zubi (que se había ido en enero 2015) o a Rober. Creemos que son del castellonense: Aleix ha sufrido ostracismo y lesión; Arda no ha resultado ser lo que se esperaba y es muy probable la típica salida asiática. En el verano de 2016 llegaron Cillessen, Umtiti, Digne, Denis Suárez, André Gomes y Paco Alcácer. Es patente que solo el central francés ha cumplido con las expectativas. Los medios están por explotar. Paquito comienza a reencontrarse con el gol. Digne y Cillesen son casi material inédito.
Pero para formar el cuadro, debemos tener en cuenta las bajas. En el verano de 2015, ya imputable a Robert, se fueron Pedro (Chelsea), Martín Montoya (cedido al Inter), Traoré (Aston Villa) y, sobre todo y para siempre, el fútbol excelso de Xavi Hernández (al-Sadd). En 2016: Dani Alves (Juventus), Marc Bartra (Borussia Dortmund), Sandro Ramírez (Málaga CF), Alen Halilovic (Hamburgo), Adriano (Besiktas), Martín Montoya (València), Alex Song (Rubin Kazan). Thomas Vermaelen (cedido a la AS Roma), Cristian Tello (cedido a la Fiorentina), Sergi Samper (cedido al Granada), Douglas (cedido al Sporting de Gijón) y Munir (cedido al Valencia).
Ha de concluirse que no ha sido una gestión afortunada en estas dos primeras temporadas. Una buena elección, Umtiti, una buena recuperación -esperemos que explote en el futuro cercano- Denis, y poco más. Decepciones que esperamos transitorias, como Gomes y Alcácer. Pero los huecos en la plantilla son enormes: se han ido laterales de mayor o menor garantía (Alves, Adriano, Montoya), centrales de fondo de armario (Bartra, Vermaelen) y delanteros de banquillo (Tello, Munir y Sandro) pero ninguna llegada (excepto la de Umtiti) ha mejorado las salidas. Cualquier lesión, cualquier sanción (como la que oportunamente han colocado a Neymar) es un desbarajuste.
Ahora mismo el FCB son once, doce, trece y poco, muy poco más. Trece que tienen que darlo todo.