El bicho en su caverna

Ladislao Hernández

Canario, el antiguo extremo del Real Madrid, dijo recientemente que el fútbol de toque del Barcelona le aburría. Al hombre le pone la velocidad animal, el sudor y la peste. A Guti le pone que el Balón de Oro dado a Cristiano IRPF7 escueza en Barcelona. No escuece, tales despropósitos no escuecen, dejan patidifuso por lo que tiene de chiste.

La prensa ultramadrileña ha encontrado el apodo ideal para su ídolo, el millonario presumido. Ahora le llaman «el bicho», como quien habla de un montón de carne con pelo y gomina. Hay que reconocer que corre como una bestia y grita como tal en el césped y en los escenarios. El  Bicho vive en una cueva profunda a donde se asoman sus devotos, desde Japón hasta Moncloa.

Al Bicho le han dado otro Balón de Oro, ese premio que ya no sabemos ni quién lo entrega ni por qué se da. La diferencia entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo este año 2017 reside en dos hechos: uno ganó la Liga, el otro la Champions League. Una Champions League que se juega contra la Roma, el Wolfsburgo, y el Manchester City es una Champions League muy muy devaluada. Puestos a pesar, vale mucho más una Liga contra el propio Real Madrid, el Sevilla y el Atlético de Madrid. La otra diferencia estuvo en la final de la competición continental de selecciones que jugó cada cual. Leo Messi perdió una final que jugó y hasta la que condujo a su selección. Cristiano se encontró de rebote con una final y la ganó sin jugarla. O quizá Portugal ganó una final porque no estaba el Bicho.

En Barcelona no hay bichos, hay acróbatas, malabaristas y poetas. Es la diferencia entre la Casa de Fieras y el Circo del Sol. En Barcelona se disfruta el fútbol que aburre a Canario y escuece a Guti en el pompis. Leo Messi es capaz de correr y rematar como el Bicho -y Suárez, y Ney- y encaja en portería un tanto por ciento más alto de chuts a primer golpe. Cristiano es proclive a enchufar varios ensayos al graderío antes de marcar, sacar pecho y pegar un grito bichuno. Además Messi es capaz de jugar en pocos metros cuadrados. Los bichos en poco espacio se nublan y son animales torpes: osos de feria, elefantes en cacharrería, vaca en establo.

Todos los que votaron para que diesen el Balón de Oro al Bicho de la Caverna se habrán dado cuenta, disfrutando la segunda parte que se marcó Leo Messi contra el Espanyol, de que han mandado el Balón de Oro, de un patadón, al fondo de una cueva donde acechan los bichos y ahora también los canarios y los gutis.

(Nota de Navidad: En Copa marcó, por fin, Alcácer pero la noticia es el magnífico nivel del banquillo: Denis, Gomes, Rafinha, Aleix, Rakitic y sobre todo Arda, el turco. Messi en estado de gracia, Suárez desatado, Iniesta sublime, Turan furioso. ¿Quién quiere Navidad? Que vuelva la Liga ya.)

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